la receta para la vida
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Manny Bogado

#11 – Jeff Bezos, Ramses y la receta para la vida miserable.

No mucho tiempo atrás el Washington Post publicó unos números que indicaban que la tasa de suicidios en Estados Unidos  había crecido de forma significativa en todos los Estados menos uno, y que este aumento se había observado en todas las franjas de edad, de genero y etnias.  Poco tiempo antes de dicha publicación se había suicidado Kate Spade, una diseñadora que pocos meses antes había vendido su empresa por más de 2 Billones de dólares. Y no mucho tiempo después de la trágica noticia de la conocida empresaria el mundo se sorprendió con el suicidio de del chef estrella Anthony Bourdin.

Muchas personas viven con depresión u otra condición que las lleva a la desesperanza y en estos casos es fundamental buscar ayuda profesional. Y es importante también observar que nosotros, como civilización en siglo XXI, somos inteligentes pero no sabios.  La inteligencia, de la cual nos enorgullecemos mucho como Homo-Sapiens, se trata de lograr algo de forma cada vez más eficiente. La Sabiduría por otro lado se trata de saber vivir bien. La cultura de nuestro siglo afirma implicitamente que el «saber vivir» está ligado a poseer más cosas para disfrutar.  El verdadero «saber vivir» sin embargo es más fundamental y está directamente ligado a saber elegir bien aquello que buscas en la vida.  

Para ilustrar esto me gustaría compartirte un soneto que está inspirado en una de las piezas más famosas del Museo Británico: el busto de Ramses II.  Este busto causó gran sensación al llegar a Londres, al punto de inspirar uno de los sonetos más hermosos de la lengua inglesa.

Creo que es útil recordar este soneto cuando necesitamos poner en perspectiva aquello que hacemos con nuestro tiempo y nuestra vida:

«Conocí a un viajero de una tierra antigua quien dijo: «dos enormes piernas pétreas, sin su tronco se yerguen en el desierto. A su lado, en la arena, semihundido, yace un rostro hecho pedazos, cuyo ceño y mueca en la boca, y desdén de frío dominio,cuentan que su escultor comprendió bien esas pasiones las cuales aún sobreviven a las manos que las tallaron y al corazón que las alimentó.

Y en el pedestal se leen estas palabras: «Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes, ¡Contemplad mis obras, poderosos, y desesperad!»

Nada queda a su lado. Alrededor de la decadencia de estas colosales ruinas, infinitas y desnudas se extienden, a lo lejos, las solitarias y llanas arenas».

El soneto me lleva también a recordar lo escrito por Jeff Bezos, el hombre más rico de mundo, en una carta enviada recientemente  a todos sus accionistas . Un trecho específico llamó la atención a los medios; Bezos decía:

 “Una cosa que amo de los clientes es que están siempre divinamente descontentos. Sus expectativas nunca dejan de crecer. Como artista, creador o emprendedor debes estar agradecido por esto. Tu audiencia, tus clientes, quieren que seas mejor, y esto te puede empujar a crear y a producir aun mejor.” 

Sin darse cuenta Jeff Bezos está dando la receta para una vida miserable. Las centenas de millones de personas alrededor del mundo que pasan por depresión laboral son víctimas de este tipo de pensamiento y cultura de la insatisfacción.

Lo dicho por Bezos es miserable por todos los lados que se le mire. Por el lado del consumidor la afirmación de Bezos apunta a una realidad: la de que hoy en día estamos tan acostumbrados a tener todo tan fácil que ya no nos satisface nada. Vivimos con una eterna sensación de insatisfacción y molestia por no recibir lo que esperamos.

Podemos estar volando a 10,000 metros de altura y a 900 Km/h y estar insatisfechos con la calidad del wifi, porque el wifi del bar de la esquina es mejor. 

Vivimos así porque somos inteligentes pero no sabios.  

 

Por el lado de los empleados de Amazon la afirmación de Bezos tampoco es una buena noticia. Esta forma de pensar continuará estimulando la cultura agresiva de Amazon que genera alta rotación y ya fue varias veces acusada de ser mentalmente insalubre. 

No estamos hablando en contra a la mejora continua que es una de las características de nuestra inteligencia y obviamente tiene su lugar.  Estamos hablando más bien de la Sabiduría que afirma desde hace miles de años que el saber vivir es comprender que el hombre no debe ser excesivo en nada. «Nada en exceso» habían escrito los griegos antiguos en la puerta del Oráculo de Delfos.  «Conócete a ti mismo. Nada con exceso»

Si el mundo no se acuerda del gran Ozymandias (Ramses II) que dijo “Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes: ¡Contemplad mis obras, poderosos, y desesperad!

¿Acaso el mundo se acordará de ti, o de mi, o de Jeff Bezos, o de Bourdain o de Kate Spade en 4,000 años? O en 100?

Si estás pasando por gran stress laboral (que puede desencadenar depresión) se vale parar, mirar y replantearse.

Cada uno elige su camino, pero aquí está el camino de la sabiduría:

Seneca, el gran estoico romano, decía que el secreto de la tranquilidad, del buen vivir, de la sabiduría, es no aumentar tus expectativas y necesidades a medida que logras el éxito. Porque si lo haces, decía Seneca, entonces siempre te sentirás pobre y siempre estarás insatisfecho. 

La verdadera pobreza no es tener poco, es necesitar cada vez más. 

Mirando desde esta comprensión el mundo nunca ha sido tan pobre como ahora. 

Tan pobre al punto de que el hombre más rico del mundo no puede estar tranquilo, no puede descansar y parar para pensar sobre que será de su vida y de su obra en 100 años o en 4,000 años. 

Tan pobre que la diseñadora que ganó 2 Billones de dólares hace algunos meses no fue a una clínica para tratarse por depresión pues una de las cosas que le preocupaba, según su hermana, era pasar una mala imagen a su marca de carteras y vestidos.

Aunque Jeff Bezos diga que ama que el cliente esté divinamente insatisfecho y divinamente descontento, la Verdad es que la gran riqueza que puedes lograr en este mundo es estar divinamente satisfecho con lo que tienes.

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